Cuando me aburro en el ómnibus y no tengo ni libro ni música, juego unos jueguitos que
inventé. Bah, que inventé no, supongo que muchos lo hacemos.
Por ejemplo, hago listas, rankings. Imagino catástrofes como choques, terremotos -imposible, ya sé- y adivino qué personas sobrevivirían por estar en mejores condiciones, a quién me comería,quién lleva el liderazgo en la sangre, quién haría de médico,quién estaría embarazada y no lo sabe, quién sería el héroe que le hace frente a cualquier situación de mierda, yo que se, cosas así.
Obvio que también cambio el escenario y en vez de estar en un 62 estoy en un subte, preferentemente en Japón -aunque los japoneses son pro-
También juego a suponer, siendo puramente superficial y basándome en el aspecto físico quién es la persona con la vida más patética -siempre me cuento, obvio- quién la más linda, la más exitosa, la más estúpida -siempre me cuento, obvio- la más felíz, la más infelíz, la que gana más plata, la que gana menos.
Intento descifrar con quién podría hablar de ser extremadamente necesario, quién me caería en gracia, a quién discriminaría por sus gustos musicales, o a quién golpearía si tuviera la oportunidad.
Fichas/Cartas indispensables de mi juego perfecto: Policía -aunque no me caen en gracia los botones, siempre alguno se rescata- Médico (estudiante de medicina o enfermería a lo sumo, los médicos no andan en bondi) Persona Multiuso que con una mini navaja te hace un supermercado(figurita difícil) y obvio que también tiene que haber un Demente medio creepy con instintos asesinos que nos quiera matar a todos, sacarnos los riñones para venderlos en el mercado negro y hacerse máscaras con nuestra cara.